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marzo 28, 2023

¿Son más caras las viviendas ecológicas? Todo lo contrario, desmontamos el mito

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Hemos asociado que lo «ecológico» o lo «sostenible» siempre es más caro que algo que no lleva esa etiqueta. Sin entrar en productos o servicios específicos, esto ocurre porque muchas veces sólo vemos el precio final sin pararnos a analizar el coste de su uso y mantenimiento o los beneficios en nuestra salud y la del planeta. 

En el caso de las viviendas también pasa. Cuando pensamos en comprarnos una casa, normalmente, sólo valoramos cuánto nos cuesta la inversión inicial y los gastos directamente asociados a la hipoteca mensual e impuestos, pero no cuánto nos va a costar vivir día a día en ese inmueble y cómo influye en nuestra salud. 

Para calcular el coste real de una vivienda debemos tener una visión más amplia: pensar en el largo plazo y estudiar los costes indirectos asociados a dicho inmueble, como por ejemplo, el gasto mensual en energía (luz, agua, calefacción, gas). En relación a esto, nace el concepto llamado «hipoteca energética». 

En este artículo vamos a comparar el coste total de construcción y de uso de un edificio tradicional respecto a una vivienda ecológica con el paso de los años y teniendo en cuenta el aumento continuo del precio de la energía. 

A largo plazo, las viviendas ecológicas son más baratas 

En el marco legislativo nacional tenemos diferentes opciones constructivas disponibles y cuyo nivel de exigencia en relación a la eficiencia energética, uso de materiales y gestión de recursos también es variable. Así, lo más básico es construir un edificio que cumpla los requisitos del CTE (Código Técnico de la Edificación), que suele tener también, un coste inicial más bajo. Sin embargo, estos edificios suelen llevar asociados altos consumos energéticos, consecuencia principalmente de un escaso aislamiento térmico y baja hermeticidad. Una vivienda barata, que sale muy caro calentar o enfriar.

Hablamos de un impacto que no es pequeño. Una casa pasiva ahorra entre un 70-80% de energía. Suponiendo una factura media mensual de 200€, estamos hablando de entre 1700€ y 1900€ euros de ahorro al año, lo que en una década son entre 17.000€ y 20.000€.

Cuando dependemos al 100% del mercado eléctrico y del gas; y el precio de la energía sube irremediablemente cada año, este pronóstico no es muy favorable. De hecho, en los últimos años, el precio de la energía eléctrica ha llegado a triplicarse, en parte por los acontecimientos excepcionales como la pandemia de la COVID-19, la guerra de Ucrania o las acentuadas olas de frío y calor que hemos vivido en los últimos tiempos. 

Vivimos en una sociedad dependiente energéticamente del mercado eléctrico y  necesitamos consumir altos niveles de energía en nuestro día a día. Cuánto más altas sean estas variables, mayor será el gasto asociado a la hipoteca energética de nuestra vivienda si esta no está diseñada siguiendo criterios pasivos y bioclimáticos. Por aquí te dejamos una guía sobre las viviendas eficientes.  

La emergencia climática también es un factor a tener en cuenta a la hora de comprar una vivienda. Las crecientes olas de calor y de frío demandan un mayor confort térmico interior, que se traduce en un mayor consumo energético en climatización, más acentuado en las viviendas “baratas” de bajas prestaciones.

Ante esta situación, la estrategia ideal sería reducir la dependencia energética como sociedad, fomentando la producción propia y el autoconsumo, y ser capaces de utilizar la menor energía posible sin comprometer nuestros logros como sociedad.

Analizamos y comparamos el coste total de una vivienda ecológica y una tradicional

El diseño pasivo y bioclimático es un tipo de diseño de viviendas que tiene en cuenta el aprovechamiento de los recursos naturales (lluvia, sol, viento,…) para reducir el impacto ambiental y el consumo de energía. Así, por ejemplo, se utilizan en la construcción estructuras de madera que retienen el CO2, se aprovechan las aguas pluviales, se instalan paneles solares para facilitar la captación de energía solar, se emplean aislantes térmicos que permiten reducir el consumo energético, etc. Son, por tanto, un tipo de diseño que asegura una baja demanda energética.

Dentro de las viviendas ecológicas, nos encontramos con las casas pasivas, que son aquellas construidas con criterios Passivhaus. Se trata de viviendas que apenas pierden energía gracias a su gran aislamiento y hermeticidad, por lo que sus habitantes necesitarán consumir poca energía para mantener su confort interior. Como ejemplos, están nuestras promociones Tomás Bretón, Pirita y vibio.land

Ahora que ya sabemos grosso modo cómo funciona una vivienda ecológica, vamos a comparar su coste total con el de un inmueble tradicional durante solo 30 años, teniendo en cuenta el coste total del edificio y el de su consumo de energía. Tengamos en cuenta que el Código Técnico de la Edificación establece en 50 años la duración útil estándar de una edificación y la inmensa mayoría suelen tener una vida útil todavía más larga. 

A continuación, en las siguientes gráficas comparamos 3 tipos de viviendas

  • Un edificio construido bajo los requisitos del CTE 
  • Un edificio Passivhaus 
  • Un edificio Passivhaus y autosuficiente (produce energía solar sin dependencia de la red eléctrica)

En 2 escenarios distintos: 

  • Gráfica A: con una subida del precio de la energía del 12 % anual
  • Gráfica B: con una subida del precio de la energía del 8 % anual 


Debemos tener en cuenta que en los últimos 3 años este incremento ha sido del 30% anual y que en la década anterior fue del 8%. En comparación, los escenarios planteados son conservadores y, aun con ello, los resultados son muy elocuentes:

Figura1

Con una subida del precio de la energía del 12 % anual, vemos que aunque la inversión inicial de una vivienda ecológica es mayor, a partir de los 10-12 años este valor ya estaría amortizado. Debido a la subida continua del precio de la energía y a 30 años vista, la vivienda tradicional saldría mucho más cara que una Passivhaus. 

Aunque el precio de la energía se ha triplicado en los últimos años -superando este 12 % anual desde 2018-, creemos que ha sido por situaciones puntuales y excepcionales como la pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación derivada de ellas. Por ello, analizamos otro escenario más conservador y realista con el paso de los años. 

Figura2

Una subida del 8 % anual en el precio de la energía supondría una amortización a los 15 años de adquirir el inmueble. Al igual que en el caso anterior, vemos que las viviendas ecológicas son mucho menos susceptibles a factores externos y que su coste anual se mantiene más estable con el paso de los años. 

Teniendo en cuenta que comprar una vivienda es una de las decisiones más importantes y a largo plazo que tomamos en la vida, tiene sentido que nos paremos a analizar realmente cuánto nos va a costar vivir en ella en términos económicos y energéticos. 

Además, hay otros aspectos más difíciles de cuantificar pero no por ello menos importantes. Por ejemplo, ¿cuánto beneficio económico proporciona el evitar la mala calidad del aire? ¿Y de no tener ruido en el interior de las viviendas? ¿Y por no emitir gases tóxicos a nuestras ciudades? La parte ecológica de la arquitectura también pone en el centro la salud de las personas y de los ecosistemas, dándonos una visión más completa de nuestra inversión futura. 

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