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mayo 13, 2025

Viviendas resilientes (también) frente a apagones

Pirita azotea 2

¿Están nuestros hogares a salvo de nuevos apagones? ¿Cómo afrontamos en nuestros edificios de viviendas esta y otras crisis? 

Actualmente vivimos en un contexto que se ha venido a denominar “policrisis”, es decir, un momento en el que diferentes crisis -climática, energética, social y económica- se solapan y retroalimentan. Esta situación exige edificios resilientes que puedan responder a los diferentes escenarios que se presenten. Edificios como Entrepatios, que acabamos en 2020, ya ha tenido ocasión de enfrentarse a varios de ellos: la borrasca Filomena, la pandemia de Covid, olas de calor… y ahora, un apagón

Y es que en un contexto complejo de cambio climático, de transformación vertiginosa de nuestra red eléctrica y de aumento del consumo y de la producción energética, no estamos exentos ni mucho menos de diferentes alteraciones de nuestro entorno, bien por adversidades climáticas o por incidencias en nuestras redes de suministro de energía, de agua o de alimentación.

No existe ningún sistema que sea 100% seguro, por mucha inversión o sistemas de seguridad que se implementen, menos aún al nivel de transformación que estamos desarrollando y vamos a seguir desarrollando en los próximos tiempos. Llevamos años con avisos ante eventuales crisis, planes de emergencias y alertas frente a la posible caída de la red en diferentes países, cosa que ya ha pasado antes en lugares como Australia o Texas.

Ante este tesitura, las viviendas de Distrito Natural están alineadas con un necesario cambio en el modelo energético: no emiten CO2, apenas necesitan energía para garantizar confort, consumen sólo de fuentes renovables y se autoabastecen a través de paneles solares en las azoteas. Son edificios 100% eléctricos y 100% renovables

Esto les proporciona una alta independencia frente a los vaivenes de precios del mercado eléctrico, pero mantiene cierto riesgo frente a apagones como el del otro día. Hogares como los de Entrepatios producen más energía de la que consumen y apenas pagan 14 € al mes de factura, pero si se va la luz también se quedan sin luz debido a su conexión a la red.

Pirita azotea

Protegerse ante estos episodios requiere una pequeña evolución tecnológica que ya tenemos prediseñada e instalada en promociones como Tomás Bretón o Pirita. La gran mayoría de instalaciones de autoconsumo no disponen del sistema necesario para funcionar en lo que se conoce como “modo isla”, es decir, funcionar desconectado de la red o cuando la red no está operativa. Para ello, es necesario instalar un modelo de inversor híbrido o hibridable y, opcionalmente, baterías, lo cual supone además, mayor autonomía y ahorro económico para los edificios al almacenar excedente y poder usarlo durante la noche. 

Hoy día ya tenemos baterías amortizables para incorporarlas en la arquitectura a gran escala y que los edificios también puedan funcionar como almacenes de energía. Esta última es una de las cuestiones más importantes para el diseño de una red distribuida de energía, a la que estamos transitando con una participación cada vez mayor de las renovables.

Se trata de inversiones razonables para ganar en resiliencia y autosuficiencia, tanto en el día a día como en situaciones excepcionales como el apagón.

Según los expertos, la probabilidad de un apagón como el del lunes 28 de abril era excepcionalmente baja y así seguirá siendo, sin embargo, esto no significa que sea imposible, como hemos comprobado. 

Por este motivo, nuestro compromiso es prepararnos para situaciones como ésta u otras similares. Pensando en sus repercusiones sobre las viviendas, debemos centrarnos en promover la resiliencia de nuestros hogares frente olas de calor y frío, sequías y tormentas, aumentos del precio de la energía… y también apagones.

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